Gracias a los meneos, sacudidas y vibraciones detectadas en el móvil, estamos ante el primer keylogger basado en esa maravilla tecnológica que es el acelerómetro. Y su nombre no podía ser mejor: TouchLogger.
Los keylogger poseen una larga trayectoria en la historia de la computación. Para quienes acaso no lo sepan, es un software o hardware capaz de capturar y registrar la actividad del usuario con el teclado. Por supuesto, esto implica la captura de contraseñas, por más complejas que estas sean. Los hay de varios tipos, algunos usan tecnología inalámbrica, otros incluso se valen de análisis electromagnético y acústico. El que nos ocupa hoy, basado en un acelerómetro, abre una puerta repleta de posibilidades de ataque.
El acelerómetro genera datos espaciales para indicar la orientación del móvil. El keylogger funciona porque cada tecla tiene asociado un movimiento dactilar único. En términos de precisión, naturalmente no es del 100%, pero sí alcanza un respetable 71.5% para el teclado de un HTC EVO 4G. La precisión depende un poco de la frecuencia de actualización de coordenadas, que no debe ser menor que la de tecleo. Justo por esto, la imprecisión del keylogger aumenta en las teclas cercanas.
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